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jueves, 24 de junio de 2010

San Pedro al son de la violencia

Evocar el pasado es bueno si de él se tienen recuerdos gratos y que siempre deberían perdurar. Mi abuela me contaba historias que para mi son casi impensables que se den en el presente. Es que es raro pensar que alguna vez el San Pedro era una verdadera fiesta de alegría y no un gran plato típico de violencia, un escenario de peleas y robos.
Por: Neyder Salazar

Con elocuencia comparaba las sonrisas de mi abuela contando lo que ahora es difícil de imaginar y los ojos de agresión con que nos miran ahora mientras se reciben empujones entre una multitud en un desfile en las populares fiesta de San Pedro en Neiva. Es que sin duda un rebaño de vacas se comporta mejor mientras salen del corral.

Se hace inverosímil que en algún tiempo la fiesta de San Pedro era un solemne acto para compartir con la familia, en paz se disfrutaban entre tragos, rajaleñas, bambucos, danzas, abrazos, y alegrías al lado del desconocido y del forano. Ahora esos abrazos y las sonrisas con la que mi abuela imaginaba su historia han sido remplazados por empujones y agresivas miradas. Es así como estrechar las manos se cambio por un choque de hombros desafiante, los tambores por armas y los pochos por botellas en aire.

Es el festín violento de siglo XXI un aire agresivo que se respira en las ciudades. Un periodo con el más bajo comportamiento y alto grado de intolerancia. Cualquier animal se porta mejor, al menos un tigre asecha a su fiera por alimento. En cambio aquí se mata por voltear a mirar o por robar un pocho, no es un instinto de supervivencia es el comportamiento violento al que no hemos acostumbrados y que impera en un supuesto desarrollo.

Es nuevo ver en los desfiles hombres de negros, robots miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios, ESMAD listos para dispersar la turba con gases. Ese es otro desfile el de los golpes con el carrotanque arrojando agua y no dulces. Es lamentable que se sobre pase el límite de la cordura en un espectáculo de puños, patadas y armas blancas.

Esto demuestra el degeneramiento de la violencia, si es que se pude degenerar pues ya en sí es un acto deplorable así sea en mínimo grado. Lo peor es que se genera más violencia cuando entra el ESMAD y trata de controlar. Hemos llegado al punto en que necesitamos ser controlados con armas y con violencia para generar un buen comportamiento. Pero no hay hombres que alcancen así se multiplique los policías y controlen el momento, nunca podrán eliminar la conducta violenta que aumenta cuando se siembra y se avala la violencia.

Esto pasa porque nunca se pensó en la prevención y en la educación, la violencia representa una lucha entre ignorantes que ven como única salida la fuerza. Es un pueblo que creció en la violencia, eso es lo que se ve y por eso se expresa con golpes. Lamentablemente se está a la defensiva con la guía de la protección y defensa, no se tiene una sonrisa y menos abrazos.

Me causa temor ver un desfile y ser agredido por ver a alguien, creo que si se sigue este ritmo en dos años no habrá San Pedro por la violencia, por generar muertes y caos social. Todo por no saberse comportar, una fiesta que algunos dañan y convierten en peligrosa. Si bien no es un comportamiento general afecta el desarrollo armonioso de la celebración san-pedrina.

Pensar que mi abuela disfrutó de una fiesta en paz como debe ser, me llena de nostalgia pues nunca la viviré. De eso bueno sólo queda en el recuerdo de los viejos que tal vez sin ir a la escuela sabían que se debían comportar, que era festejar y no pelear. Será imposible que mi abuela disfrute de una celebración similar como la que guarda en sus recuerdos, quizás es mejor que no se enfrente con esta triste realidad de un San Pedro que a lo mejor no volverá a brillar porque tiene un aroma desagradable a violencia. En algunas cosas de la vida, todo tiempo pasado fue mejor.




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